Estar motivado es la base de un buen aprendizaje, sin motivación no hay constancia.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
Motivación en el aula, un aspecto crucial para el aprendizaje
La
motivación debe estar presente en todo el tramo de la enseñanza;
antes, durante y después
Despertar el interés
de los alumnos puede ser algo que se torne un poco complicado en
algunas ocasiones y contextos. Los maestros deben emplear
recursos, técnicas,
dinámicas,
juegos y demás herramientas para poder conseguir la motivación
de sus alumnos respecto el tema que se está dando.
Al ser la motivación un acto volitivo del ser humano, algo que depende de la voluntad de las propias personas, el papel del docente y del profesor, es crucial. Cuando estos consiguen crear un entorno de estudio agradable, donde los alumnos se sientan participes y a gusto, la aparición de la motivación de ellos será algo más fácil de lograr.
Tal como se afirma, “la motivación no se activa de manera automática ni es privativa del inicio de la actividad o tarea, sino que abarca todo el tramo de la enseñanza. Tanto el docente como el alumno deben realizar acciones; antes, durante y después, para que persista o se aumente una disposición favorable para el estudio”. Por ello les propongo ver como motivar en estas tres etapas.
Motivación antes:
El docente debe tener una buena actitud, ya que ésta será rápidamente identificada en el aula. A su vez, debe crear un ambiente positivo de trabajo, donde el respeto este siempre presente, no dando lugar a posibles bromas humillantes que suelen existir en las aulas estudiantiles.
Así mismo, el docente debe captar el conocimiento que tienen los alumnos, para poder encarar sus clases de un modo acorde a las bases de ellos, preparando clases productivas y dinámicas, ya que la preparación de la clase es esencial. También recomiendo la adaptación de la clase a los nuevos tiempos informatizados; proponer dinámicas interactivas, empleando la tecnología en el aula o en las tareas para el hogar.
Por último, en lo que respecta a este apartado, el docente debe despertar el interés del tema. Puede usar problemas relacionados, algún libro, juego, programa, improvisar él mismo el punto principal del tema, para que así los alumnos tengan la atención en él y sientan ganas de aprender.
Motivación durante:
Según la percepción que el docente tenga de sus alumnos, puede actuar como uno de ellos, utilizando su lenguaje o formas de hablar para tratar el tema, como también ejemplos que les resulten familiares, para una mejor asociación de ellos con el tema. Adicionalmente, podrán añadir la utilidad del tema de estudio, para evitar el clásico pensamiento de muchos niños de, “Y esto para que me sirve a mi”.
Debe ser innovador, y no caer en la habitualidad. Con esto me refiero a que debe variar la metodología usada para enseñar, hacer trabajos prácticos, debates, investigaciones periodísticas, representaciones, etc. De esta forma evitamos el aburrimiento de los alumnos, al hacer siempre lo mismo.
Motivación después:
Acá entra en juego las evaluaciones del tema. Un aspecto a considerar es que las evaluaciones no se resumen en calificar el conocimiento y listo, se debe trabajar sobre el porqué de la nota, que es lo que no se incorporó adecuadamente, porque y demás. Esto servirá tanto al alumno como al docente, ya que quizás se podrían haber empleado otras formas de motivaciones.
Se recomienda que los detalles de la evaluación se den de forma individual, para evitar cargadas o que el alumno que ha sacado una baja nota se sienta mal frente al resto de la clase. Ahí mismo se debe indicar donde hubieron fallas, para ajustar el aprendizaje del tema.
Como podemos ver, la motivación siempre debe estar presente. En sucesivos post seguiremos abordando este importante tema, con actividades precisas para motivar a los alumnos en el aula.
Al ser la motivación un acto volitivo del ser humano, algo que depende de la voluntad de las propias personas, el papel del docente y del profesor, es crucial. Cuando estos consiguen crear un entorno de estudio agradable, donde los alumnos se sientan participes y a gusto, la aparición de la motivación de ellos será algo más fácil de lograr.
Tal como se afirma, “la motivación no se activa de manera automática ni es privativa del inicio de la actividad o tarea, sino que abarca todo el tramo de la enseñanza. Tanto el docente como el alumno deben realizar acciones; antes, durante y después, para que persista o se aumente una disposición favorable para el estudio”. Por ello les propongo ver como motivar en estas tres etapas.
Motivación antes:
El docente debe tener una buena actitud, ya que ésta será rápidamente identificada en el aula. A su vez, debe crear un ambiente positivo de trabajo, donde el respeto este siempre presente, no dando lugar a posibles bromas humillantes que suelen existir en las aulas estudiantiles.
Así mismo, el docente debe captar el conocimiento que tienen los alumnos, para poder encarar sus clases de un modo acorde a las bases de ellos, preparando clases productivas y dinámicas, ya que la preparación de la clase es esencial. También recomiendo la adaptación de la clase a los nuevos tiempos informatizados; proponer dinámicas interactivas, empleando la tecnología en el aula o en las tareas para el hogar.
Por último, en lo que respecta a este apartado, el docente debe despertar el interés del tema. Puede usar problemas relacionados, algún libro, juego, programa, improvisar él mismo el punto principal del tema, para que así los alumnos tengan la atención en él y sientan ganas de aprender.
Motivación durante:
Según la percepción que el docente tenga de sus alumnos, puede actuar como uno de ellos, utilizando su lenguaje o formas de hablar para tratar el tema, como también ejemplos que les resulten familiares, para una mejor asociación de ellos con el tema. Adicionalmente, podrán añadir la utilidad del tema de estudio, para evitar el clásico pensamiento de muchos niños de, “Y esto para que me sirve a mi”.
Debe ser innovador, y no caer en la habitualidad. Con esto me refiero a que debe variar la metodología usada para enseñar, hacer trabajos prácticos, debates, investigaciones periodísticas, representaciones, etc. De esta forma evitamos el aburrimiento de los alumnos, al hacer siempre lo mismo.
Motivación después:
Acá entra en juego las evaluaciones del tema. Un aspecto a considerar es que las evaluaciones no se resumen en calificar el conocimiento y listo, se debe trabajar sobre el porqué de la nota, que es lo que no se incorporó adecuadamente, porque y demás. Esto servirá tanto al alumno como al docente, ya que quizás se podrían haber empleado otras formas de motivaciones.
Se recomienda que los detalles de la evaluación se den de forma individual, para evitar cargadas o que el alumno que ha sacado una baja nota se sienta mal frente al resto de la clase. Ahí mismo se debe indicar donde hubieron fallas, para ajustar el aprendizaje del tema.
Como podemos ver, la motivación siempre debe estar presente. En sucesivos post seguiremos abordando este importante tema, con actividades precisas para motivar a los alumnos en el aula.
lunes, 3 de diciembre de 2012
¿Qué podemos hacer para despertar el deseo de aprender?
Cómo
despertar el deseo de aprender de los niños.
Muchas veces los
problemas escolares de los niños están producidos por una falta de
motivación. Ahora bien, ¿qué podemos hacer nosotros los
profesionales, para despertar en ellos el deseo de aprender?
Ante
algo aburrido y monótono, hay que recurrir a la imaginación para
encontrar algún aspecto que les despierte el interés.
Para que
los niños se sientan motivados es importante:
- Despertar el interés por lo que está trabajando en cada momento en clase.
- Hacerle ver la importancia de cada cosa, de cada tema que aborda.
- Animarlo para que renueve sus expectativas respecto del aprendizaje.
No es suficiente con tener capacidad, conocimiento,
tener los elementos necesarios y estar en un buen estado físico y
psíquico para ponerse a trabajar. Hace falta, además, el
entusiasmo, las ganas de hacer cosas. La disposición para el trabajo
debemos creárnosla nosotros mismos.
Como profesionales nuestro
deber es ayudarles a encontrar el entusiasmo para hacer las cosas. Si
les enseñamos a ilusionarse, a tener curiosidad por todo lo que
hacen, seguramente lo harán mejor.
Para incentivar el entusiasmo
tanto pequeños como mayores podemos:
- Proponerles metas pequeñas
- Valorar los éxitos logrados.
- Tener ganas de aprender cosas nuevas.
- Descubrir cómo trabaja mejor, por ejemplo, en un lugar determinado, con cierta música, a qué horas, en qué posición, paseando… El ambiente adecuado potencia las ganas de trabajar.
Hacerse preguntas sobre las cosas es un buen
síntoma de curiosidad. Quien siente mucha curiosidad, adquiere con
el tiempo muchos conocimientos. El preguntar en clase es muy
importante, para vencer la timidez y plantear dudas siempre que éstas
acudan a su mente.
Potenciar la fantasía, tener a alguien que nos
sirva de ejemplo, escoger los propios métodos son recursos a los que
se puede acudir para conseguir mayor motivación. Los niños suelen
tener como ídolos a personajes famosos.
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